¿A qué llamamos real? A todo aquello que podemos tocar, oler, ver, oír, y saborear, es decir, que es real todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos. Entonces siguiendo la lógica, lo que establece la realidad son nuestros sentidos, pero todos sentimos de distintas maneras, ya sea por una limitación física (ej. Ciegos) o por una mental, y en esta última no solo caben las enfermedades, si no otras, como la personalidad, que puede definir nuestra forma de pensar, por lo tanto se crea una visión diferente de lo que se vive. En conclusión la realidad es personal. Pero ¿Qué ocurre cuando varias realidades son similares? Entonces la realidad no es tan personal, si no es aquello que acordamos en conjunto como real, esto es a través de nuestros sentidos y lo más importante la comunicación. Por ejemplo, dos personas pueden observar una silla y estar de acuerdo en que es una silla. Está hecha de madera y es café. Están de acuerdo en eso. Por supuesto, hay que tomar en cuenta que puede que para uno el color café pueda ser el color rojo y para el otro, el azul, pero a pesar de ver distintos colores, por alguna razón reconocen el color que ven como café y están de acuerdo en ello. Ahora bien, entra a escena una tercera persona y dice:” ¡Miren un perro!” Y las personas replican que no, que es una silla, pero la 3ª insiste en que es un perro. ¿Qué ocurre en este caso? No existe un acuerdo respecto a la realidad, y la 3ª persona es rechazada por lo mismo. Por lo tanto no hay comunicación, y la realidad no resulta ser completa.
Ahora, las dos primeras personas discuten, la primera dice: “La silla es de madera”, y la otra: “No, no es de madera, es de metal pintado para que parezca madera”. En eso entra la 3ª persona y dice: “Las patas son de metal y están pintadas, pero el respaldo y asiento son de madera”. Las dos primeras personas llegan a un acuerdo, sienten afinidad por la 3ª, estableciéndose un lazo de comunicación y lo más importante se crea una realidad.
Pero si nos damos cuenta el hecho de que existiera un acuerdo entre las tres personas, fue determinado por lo que las dos primeras querían escuchar, por lo tanto aquí se entra a un análisis de cómo percibimos, y cuáles son las condicionantes para poder percibir. El hecho de que, en el caso del ejemplo, la 3ª persona creyera que lo que veía era un perro en vez de una silla, no es del todo erróneo ya que se debe tomar en cuenta cómo su contexto ha limitado sus percepciones exteriores, y lo mismo ocurría con el color café, quizás las dos primeras personas, que decían ver el color café, tenían una percepción del color que es bastante distinta, pero ambos decían que era café.
Por ejemplo de todos los experimentos que se han realizado al respecto, uno de ellos fue con animales, específicamente con gatos. El experimento que fue realizado por los psicólogos David Hubel y Torsten Wiesel consistía en tomar a unos gatos recién nacidos y ponerlos en 3 cajas diferentes. El primer grupo fue puesto en una caja blanca con rayas verticales, el 2º en una caja blanca con rayas horizontales, y el 3º en una caja totalmente blanca. Pasadas las semanas a los gatos los dejaron en un ambiente natural, común, y observaron su comportamiento, asombrosamente los animales tendían a chocar con los objetos que eran contrarios a las líneas que ellos tenían en sus cajas, es decir que el primer grupo no veían las patas de las sillas, por ejemplo, o el 2º, no reconocía objetos horizontales, y el tercer grupo fue peor, porque su capacidad estaba tan limitada que a pesar de tener los objetos ante sus ojos, que no eran capaces de verlos.
Este es un ejemplo claro de que cuando nuestro cerebro selecciona la información que se recibe del exterior, influye mucho el contexto en el que estemos, ya que nos acostumbraremos a ver las mismas cosas por lo tanto cuando nos presentemos ante un estimulo lo veremos a nuestro modo, lo adaptaremos y solo veremos lo que nuestro cerebro quiere que veamos.
De aquí vienen las ilusiones ópticas, que son imágenes que parecen ser una figura, pero en realidad tienen otra dentro de la misma, sólo debemos adaptarnos a su contraste entre el fondo y el objeto. También pueden generar la sensación de movimiento o de desorden cuando en realidad no es así.
Entonces si nuestros sentidos nos muestran lo que nosotros queremos o estamos acostumbrados ver, ¿Podremos nosotros manipular nuestra realidad? Claro que sí. Si modificamos nuestras percepciones, nuestras estructuras mentales, podemos ver todo de una manera diferente. Pero este cambio no solo se produce en nuestros cerebros, si no también se puede lograr modificar conductas que pueden parecer que están fuera de nuestro alcance porque creemos que están determinadas por agentes externos, como habilidades físicas o estados anímicos.
Un ejemplo de cómo afecta la modificación de las estructuras mentales en nuestra realidad es el tratamiento que da a los enfermos de cáncer el famoso médico Patch Adams . Él dice que una persona saludable es aquella que goza de una vida feliz, es decir, que si uno se mantiene con una actitud alegre, aunque esté con una enfermedad terminal, la actitud es la que hará que esté saludable. Éste singular pensamiento no ha curado el cáncer, pero sin duda a hecho que los síntomas sean menores, o sea, que se ha modificado la realidad. También esto se adapta a la capacidad que tienen las personas de adquirir enfermedades. En general las personas más propensas a adquirirlas son personas de un carácter depresivo o que simplemente no están felices. Por ello el mejor repelente de enfermedades no es solo la nutrición, si no también nuestra capacidad de mantenernos saludables.
Un experimento bastante singular, que está ligado con las estructuras mentales, es el de Masaru Emoto. El experimento, explicado en el libro Mensajes del agua de Emoto, consiste en tomar muestras de agua que ha sido expuesta a distintos mensajes, a distintas vibraciones energéticas, luego esta agua se congela y se ve a nivel molecular cual es la forma que toma, y asombrosamente cuando el agua estaba expuesta a buenas energías, las moléculas de ésta tomaban formas armónicas y muy bellas, en cambio cuando las energías eran negativas, las moléculas no tomaban una forma definida. ¿Asombroso verdad? Y pensar que el cuerpo de un bebé está compuesto por 85% de agua aproximadamente, y el de un adulto por un 70%. Sin duda nuestros pensamientos pueden hacer mucho por el cambio de nuestra realidad.
Sin embargo este experimento, no sólo demuestra que somos capaces de modificar el entorno, si no que todos estamos conectados, y todo es parte de una causa y un efecto. Es algo similar a lo que dice Marshall Maculan, que es que “Cuando un electrón vibra, se estremece todo el mundo”. Y es por ésto que en el siglo XX se da un pequeño enfrentamiento en la filosofía y ciencia, ya que se estaba rompiendo con el paradigma newtoniano que veía el mundo fragmentado, predecible, como bolas de billar de diferentes tamaños articuladas por fuerzas gravitatorias, pero nace una nueva visión holística que dice que debemos ver el mundo como un todo y no seccionado.
Greg Braden es un científico que realizó un análisis de tres experimentos que ven las conexiones que existen en nuestro ADN. El primer experimento fue realizado por el doctor Vladimir Poponin , físico cuántico. El experimento se comienza por vaciar un recipiente, sólo se dejan en su interior fotones (partículas de luz). Se midió la distribución de estos fotones y se encontró que estaban distribuidos aleatoriamente, y era lo que se esperaba. Al mismo recipiente con fotones se le coloca una muestra de ADN y nuevamente se ve la distribución. Todos se organizaron en forma lineal, y el hecho de que el ADN estuviera ahí no produjo cambios. Ahora bien, al recipiente se le extrae la muestra de ADN y se revisa la distribución, sin embargo contrario a lo que se puede esperar, los fotones mantuvieron su orden lineal como si el ADN aún siguiera ahí. Según Greg, existe un campo de energía, que aún no reconocemos que existe, pero está y es ese campo el que une a los fotones.
El segundo experimento fue llevado a cabo por militares. Se tomaron muestras de leucocitos de un número de donantes. Estas muestras se pusieron en un lugar que logran captar cambios electrónicos, y al donante dentro del mismo edificio se le sometió a “estímulos emocionales”. Increíblemente cuando la persona presentaba bajas o altas emocionales, que eran medidas por ondas eléctricas, su ADN que estaba ubicado en otro sector reaccionó al mismo tiempo y con la misma intensidad. Greg alude esto a la energía antes mencionada, y con este experimento se comprueba que no es afectada ni por el tiempo, ni por la distancia.
El tercer y último experimento analizado por Greg, fue realizado por el Instituto HeartMath , y consiste en tomar ADN de una placenta humana y ponerla en un lugar donde se puede medir el cambio que puedan tener. Los investigadores a cargo de las muestras fueron entrenados para generar sentimientos fuertes, e increíblemente se descubrió que cuando el investigador estaba con sentimientos de gratitud, aprecio o amor, el ADN se relajó, es decir que sus filamentos se estiraron, en cambio cuando las emociones fueron negativas, los filamentos se contrajeron y se apagaron muchos de los códigos. Con este experimento se fundamenta el hecho de que las actitudes influyen en la adquisición de enfermedades, ya que el hecho de que se alargue el filamento hace inmune a la persona.
Todos los experimentos y ejemplos nombrados no son más que parte de un paradigma holístico que se viene dando desde el siglo XX, que si bien no ha resultado tan conocido en el común de la gente, si pone en mesa un tema que resulta fascinante para quienes creemos en las capacidades humanas y la manipulación de éstas. Sólo debemos creer en lo que hacemos, porque en realidad somos muy capaces de hacer todo.
Esta es una de las moléculas, como es de suponer es de una palabra con buenas energias.